♥---- Las 4 estaciones del amor ---♥

Existe una mariposa azul con pintitas blancas que, si alcanza a posarse cualquier día viernes de primavera en tu ceja derecha, te enamora de inmediato del ser viviente más cercano: pájaro, planta, animal, humano, niño o grande, hombre o mujer, arqueólogo o estudiante de trombón, pedicura o diseñadora gráfica, astronauta o cocinera, calvo o frondoso, soltero, viudo, vecino o australiano.

También ocurre que si te sorprende el arco iris en una siesta de invierno, cuando los ruiseñores festejan la desaparición de las nubes, extiendes los brazos como aprisionado al infinito y como única respuesta exhala un suspiro de gratitud, entonces el amor se filtrara por las palmas de tus manos y tu corazón se impregnara con los colores de la luz.

Si durante las noches bien oscuras del verano, descansando en la playa, miras asombrado la belleza del cielo estrellado y tres meteoritos encienden con su fugacidad un signo de afirmación en tu pecho, volverás de inmediato a enamorarte, Será entonces cuando la gracia de vivir celebrara con un rayo expansivo, beatifico e inexorable la plenitud de ser en el amor.

Conocí a un hombre entrado en años que durante una soleada mañana de otoño, mientras caminaba por un bosque de robles para enterrar su depresión, sintió el impulso poderoso de alzar la vista de la tierra.

Fue tan impactante para él la presencia de la luz sobre las hojas rojizas de las ramas; la contención que le ofrecían esos troncos centenarios; la magnitud del silencio; el acompañamiento invisible de los duendes que compartían sin sospecharlo, su autopurificación, que solo atinó a llorar larga y dulcemente de alegría.

Fue entonces cuando, sin poder evitarlo, las lagrimas lavaron todo el negativismo de muerte que sufría y en la conmovedora belleza del lugar... ¡se enamoró de nuevo!

El amor es una perla maravillosa que podemos encontrar en cualquiera de las cuatro estaciones del alma.

Autor desconocido